Este año coincidieron tres obras japonesas al mismo momento y At 25:00 at Akasaka es a la última que tenemos que decirle adiós, lo que, ciertamente, nos deja con una sequía de producción nipona hasta nuevo aviso.

El drama no es, probablemente, el mejor que he visto en los últimos tiempos y, aunque la producción y la actuación son de alto nivel, es cierto que el producto en su conjunto pierde por decisiones directivas y de guion. También es verdad que últimamente orbito más alrededor de producciones que no utilizan la falta de comunicación como elemento central de las problemáticas de sus personajes.

En cualquier caso, ha sido muy agradable compartir estas 10 semanas con Kiita y Taisuke. Estaré esperando esa segunda temporada que se deja caer al final del último episodio.